Victor Florencio

domingo, 15 de junio de 2014

En Huauchinango estamos preparando la lectura de Efraín Huerta


El viernes 13 de junio, a las 5 de la tarde, iniciamos lo que anhelamos sea un esparcir poesía de Efraín Huerta en Huauchinango. 

Esperemos que sus versos se esparzan como los rayos del amanecer. Los lectores son de diversa procedencia, como "Los hombres del alba". 

El miércoles 18 es centenario de Huerta, ese día será el asalto de la palabra con los silencios del alba.
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martes, 22 de abril de 2014

Metamorfosis



A veces soy minotauro
con un dilema en la cabeza:
o el futuro
o el presente.

En este laberinto
se atora mi cabeza.

Otras veces soy unicornio
con una idea en la cabeza:
el pasado
lo pasado
el pasado
lo pasado
el pasado
lo pasado
el pasado

En esta obsesión
se fija mi cabeza.



domingo, 20 de abril de 2014

Soledad


Cuando las paredes se derrumben
perturbando a los sueños sus gemidos
mis labios habrán de posarse secos
en las mejillas dispersas del polvo.

Besos míos quedarán grabados
entre sus llagas duras y calientes

Sin más qué ver
unos ojos puestos en este rostro
por ahora mío
vagarán tras sus últimas imágenes

agitando al remanente de memoria.

Huauchinango, 1997.




La soledad, 2014.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Dos poemas de José Emilio Pacheco

Sombra de la nieve

Nada tiene que ver este jarrón 
En que sollozan las begonias
Con la sombra del ave, alada huella
Que no hace surco en la nieve.

Nada en común sino ser parte del mundo,
Apariencia por un instante
De la fluidez en lucha con la fijeza.

Pero el lenguaje resuelve
La desunión, la discordia.

Y en el verso reúne las tristes flores
Con la sombra fugaz del ave.




Ver la luz 
¿Qué se verá originalmente en el útero? 
Acaso nada resulte claro. 
Somos como otros peces que han nacido del agua, 
Totalidad de su visión. 

Para hablar del nacer 
decimos siempre: 
«Vio la luz» o bien: «abrió los ojos». 
Somos sujeto y objeto 
De esa luz que dibuja la realidad 
Y nos obliga a inventarla. 

Y por ello al final todo se apaga. 
Entre la sombra sólo queda espacio 
Para los cirios funerales: 
última luz que siempre abre camino 
A las tinieblas del origen. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Diario

No sé dónde la leí, no lo recuerdo. Se trata de una frase de José Emilio Pacheco. Como muchas de sus frases, en esta revela su riqueza. A decir de él: su única riqueza eran las palabras.

La frase decía que la fotografía, durante la segunda mitad del siglo XX (y supongo que la parte que va del XXI), se ha convertido en un diario personal. Hablo de la libretita que muchos iniciamos y no acabamos, en esa libretita que muchos sí han concluido sin saber que la concluyen (porque la muerte no les ha avisado en qué momento debían escribir el punto final, como a JEP).


Por ello -y solo por ello- me animo a compartir una línea (ni siquiera una página) de mi diario.


domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Cómo conocer cómo es?

Para disminuir la molestia o hacer menos el esfuerzo que se requiere para averiguar cómo es una ciudad, uno puede acercarse a la manera en que se trabaja en ella, se ama y se muere. Claro, entre más diversa es la gente que la habita, aun evitándolo el esfuerzo y la molestia son mayores. Se trabaja en labores más diversificadas, se ama en más distintas formas y aunque al final se termina muriendo, las maneras de llegar a ese estado se tornan más particulares.

En el caso de un hogar (no de una casa), uno puede acercarse al baño o a la cocina. Ahí es dónde se revela el orden, la limpieza, lo propio. Es en el baño, por ejemplo, donde se hace patente la concepción de lo individual mezclado con lo colectivo. Los olores, su permanencia, los hábitos o los vicios en el baño se hacen presentes. Mientras, en la cocina, las maneras en que los miembros de ese hogar comparten o se aíslan, las maneras en que consumen o tienen impacto en el medio se manifiesta. 

Un escuela se conoce, como en el caso del hogar, por sus baños. El término “sanitarios” difícilmente les queda. Es en los baños donde uno se enfrenta a los odios y rencillas, a los deseos insatisfechos, a las virulencias reprimidas. Las paredes son pantalla en que se exhiben maledicencias, insultos reprimidos al poder, al rival, al que se envidia. También en las aulas, la disposición del mobiliario revela cómo se interactúa ahí, qué se hace, quién habla y quiénes callan o viceversa.

No atino a saber cómo se conoce un templo ni un teatro, cómo se conoce un mercado o una calle, una tienda de ropa o una verdulería...

Y estos no saberes, me queda una pregunta: ¿qué visitar de una persona para indagar cómo es?