Cuando las paredes se derrumben
perturbando a los sueños sus gemidos
mis labios habrán de posarse secos
en las mejillas dispersas del polvo.
Besos míos quedarán grabados
entre sus llagas duras y calientes
Sin más qué ver
unos ojos puestos en este rostro
por ahora mío
vagarán tras sus últimas imágenes
agitando al remanente de memoria.
Huauchinango, 1997.
La soledad, 2014.
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