miércoles, 6 de febrero de 2013

Con motivo del 5 de febrero


El pasado martes 5 de febrero fui comisionado a dirigir la ceremonia municipal y, al mismo tiempo, hacer la reseña de la Constitución. Como el término "reseña" parece tener varios significados, me apegué al que conozco y me parecía más adecuado para el acto: un texto que narra un recorrido... así que me propuse hacer un recorrido por las formas en que la Constitución puede ser vista. 
He aquí, pues, mi intervención.

La promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos fue un cinco de febrero hace 96 años. ¿Cuál es su importancia? ¿Por qué es un día de conmemoración y festejo? ¿A qué se debe que haya ceremonias en los tres niveles de gobierno? ¿Por qué se le llama “Carta magna”?

México es un país diverso y de grandes contrastes. Las necesidades por satisfacer son distintas y los recursos para hacerlo no tienen la misma disponibilidad. En México conviven grupos con intereses disímbolos, algunos contrarios; es un país con diferentes visiones de la vida, del mundo, del ser humano. México comparte actividades económicas y políticas con otros países. Así, para organizar las acciones y actividades públicas que se realicen en México y para México, pero también para la convivencia con otros países, es necesario un conjunto de leyes de alcance nacional, un conjunto de leyes básicas de las cuáles se deriven todas las demás leyes. Esta es una característica de la Constitución: constituir las diversidades en una sola nación.

La Constitución es una obra social que podemos ver desde varios ángulos. Por ejemplo, las condiciones en que se elaboró. En 1916 México tenía un poco más de 15 millones de habitantes. Viviría aún baños de sangre en la lucha por el poder. Grupos con visiones muy diferentes permanecían prestos para hacerse escuchar o para imponer su voluntad a través de las armas. Carranza, entonces presidente, convocó a un congreso que redactara una constitución que debería tener tres características básicas. Una: que fuera un documento representativo de la voluntad nacional. Dos: que sentara las bases para la construcción de una nación en donde la ley rigiera las acciones del gobierno y la población. Y la tercera respondía a ordenar la situación de inestabilidad. Para garantizar la representatividad, el 22 de octubre de 1916 se realizó una votación para elegir a quienes serían los diputados constituyentes. Un criterio de elección fue un representante por cada 60 mil habitantes. Sin embargo, esa representación de la voluntad nacional no fue tan nacional, pues no podrían participar de igual manera quienes eran contrarios al grupo carrancista, como fue el caso de Chihuahua, donde Villa tenía influencia; tampoco participarían quienes mantenían una visión diferente de Carranza, a quienes llamaba “enemigos de la Revolución”. Otro criterio fue el ser oriundo de México. No obstante, hubo un diputado constituyente de origen cubano aunque educado en México desde los ocho años.

Originalmente el Colegio Electoral para integrar el Congreso se instalaría el 20 de noviembre en la ciudad de Querétaro. Pero no fue así en la fecha, pues varios de los representantes electos no llegaron a tiempo debido a dificultades en las vías del tren. Otros, como Carranza, hicieron el viaje a caballo de la capital a Querétaro. Ya instalado el Colegio Electoral, hubo fuertes enfrentamientos entre los que serían constituyentes. Se debieron a intereses que tenían los presuntos diputados de manera particular o del grupo al que pertenecían. A guisa de ejemplo podemos mencionar el hostigamiento que sufrió el grupo de los Renovadores por parte de de Álvaro Obregón. O la no aceptación de Alfonso Cravioto porque había sido legislador durante el gobierno de Victoriano Huerta.

Además de sus orígenes, podemos ver a la Constitución de 1917 a través de su antecesora, la Constitución de 1857. En varios sentidos fue un avance: el tema laboral y el agrario, el fortalecimiento del Estado laico y del federalismo, el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos, la libertad de expresión, el papel de la educación por mencionar algunos. Sin embargo, en otros aspectos fue un retroceso. Mientras la Constitución del 57 que Juárez promulgó favorecía la libertad económica y con ello la creación de la libre empresa, la Constitución de 1917 la frenó al promover una clara intervención del Estado en la economía.

También podemos ver a la Constitución por su contenido. En este sentido es un mosaico heterogéneo que pretende grandes alcances. Se trata de un texto progresista y muy ambicioso, en el buen sentido de la expresión, pero que en el afán de asegurar logros toca aspectos de manera sumamente detallada, en cambio otros o no los toca o los tiene desperdigados.

¿Cuál ha sido el papel de la Constitución en la vida nacional? No obstante haber sido promulgada en 1917, fue hasta 1997 cuando muchas decisiones nacionales dejaron de estar centradas en la persona del presidente para dar paso al Estado de Derecho. Así, el acontecer nacional habrá de inspirarse de manera efectiva en las disposiciones constitucionales 80 años después de su promulgación. Es importante reconocer también los cambios que ha experimentado el texto constitucional. Algunos han sido comprensibles y necesarios pues los contextos, internos y externos, han cambiado. Otros se debieron, precisamente, a la influencia del presidente en turno más que a una necesidad real.

¿Cómo ver la Constitución orientados hacia el futuro? México enfrenta grandes retos que deben servir para revisar y evaluar el texto constitucional. Desde el detalle y amplitud en que está formulado, que muchos califican como sobrelegislado, hasta los temas que aborda y los que omite. Señalo algunos. Hace falta incorporar o fortalecer el tema ecológico y económico, la necesidad de un desarrollo que permita satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin poner en riesgo a las generaciones venideras. En cuanto a lo político, la democracia participativa es una exigencia pendiente aún: pero no solo en materia electoral, tenemos la necesidad de transitar de un sistema representativo, en que los gobernantes tienen un poder casi absoluto después de haber sido electos, a un sistema en que la sociedad no solo se exprese sino pueda participar, de manera directa, efectiva y continua en la toma de decisiones; un sistema en que lo social sea lo prioritario y no el culto a la persona en el poder, con los autoritarismos que esto favorece; un sistema en que se incorpore a los que no tienen voz en lugar de segur siendo gobernados por camarillas de poder, familias u oligarquías. En cuanto al tema social, necesitamos pasar de los buenos deseos a los hechos, de manera que la diversidad de cada individuo, plasmada ya en la Constitución, se transforme en igualdad de oportunidades para el desarrollo.

Si queremos una sociedad más justa y equitativa, sólo mediante una visión crítica y propositiva podremos participar y cooperar en el paso de la buena intención a la acción. Y para ello es necesario promover la libre y pública discusión de las ideas contenidas en la Constitución, para que esté a salvo de incongruencias o contradicciones, discusiones donde se aprenda y practique la toma de decisiones de una manera racional y razonable. Para ello es necesario conocerla y confrontarla con la realidad, o con las realidades de nuestra diversidad.

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